Fumador pasivo.(Parte 7).
La creación del mito.
Los primeros indicios de las consecuencias que tenía para la salud inhalar ACTH aparecen a principios de los años setenta del siglo XX ; durante esa década se sucedieron varios informes en que se apuntaba el riesgo para la salud en los no fumadores con enfermedad respiratoria o cardiopatía previa y en niños cuyos padres eran fumadores. Sin embargo, fue el trabajo realizado por el epidemiólogo japonés Hirayama el que estableció por primera vez el incremento del riesgo de padecer cáncer de pulmón, con un seguimiento durante 14 años, de mujeres no fumadoras que convivían con varones fumadores. Durante los años siguientes se publicaron múltiples estudios epidemiológicos con el objetivo de confirmar no sólo esta asociación, sino también la relación con otras enfermedades.
Como se ha comentado con anterioridad, la industria tabacalera estuvo especialmente atenta al tema del tabaquismo involuntario por las repercusiones que podía tener. De hecho, el estudio de Hirayama, y el mismo, fue duramente criticado por investigadores financiados por la industria del tabaco, que argumentaron errores estadísticos en su trabajo para invalidar sus resultados.